Del Patio Andaluz recuerdo varias anécdotas graciosas que mientras no
me fallé la memoria espero compatir con todos ustedes, pues no tengo la cabeza como yo
quisiera.
Os cuento, una noche me llega un cliente y solo ver la carta
me dice: me sirve por favor lo que quiera pero sin alcohol, yo no he bebido
nunca ninguna bebida fuerte. Le sirvo y sale el cuadro flamenco a actuar, observé cómo le
tocaba las palmas muy nervioso a una de las bailaoras y a las otras no, ni
las miraba. Le pregunté yo: ¿le ha gustado el cuadro? Dice: me ha gustado la gitana
del traje rojo, de pronto me dice ¿cómo se llama Ud.? Yo le digo Pepe y él se
presenta: me llamo Antonio soy de Madrid, he terminado mi carrera y lo he
querido celebrar en Sevilla, pasado mañana marcho a Madrid ¡Pepe me puede
reservar esta mesa para mañana! Al día siguiente estuvo ese día y muchos otros
en la misma mesa.
Un día le presento a
la flamenca del traje rojo y aquella noche me dice: ¡me he enamorado Pepe
gracias, tú me has ayudado a presentarme a esta mujer! ¿Pepe que le puedo
regalar que le guste? Le digo mándele D. Antonio un ramos de flores. Y al otro
día le llenó el camerino de flores. Pasado varios días D. Antonio se declaró a
ella, pero de qué manera, quería casamiento y llevarla a Roma ante el Papa, lo
que ella quisiese. Pero vino el desengaño a pesar que este Sr. era bien parecido
y muy joven.
Ella le dijo que así de sopetón que no lo esperaba y que si quisiera ser su amiga por
lo pronto que ya el tiempo al tiempo. Pero D. Antonio no se conformó, él quería
casamiento y Roma, que no me diga que no por Dios pues soy capaz de todo. Y claro yo metido en todo este lío, en su mesa me dice Pepe
hoy no quiero naranja, me trae una botella de manzanilla. Y como no estaba
acostumbrado a beber le hizo efecto la manzanilla. Me llama y me dice Pepe te
voy a pedir el último favor, quiero que me acompañes al Puente de Triana que me
quiero tirar al rio, yo pienso que esta de broma y le digo: bien D. Antonio
pero que venga mi compañero Curro Laínez como testigo y nos tomamos unas copas
antes.
Cuando salimos del trabajo estaba esperando D. Antonio, nos
tomamos unas copas en la Barbiana. Nos subimos a un taxi y dice D. Antonio: al
Puente de Triana, cuando llegamos a la mitad dice pare, paga el taxi abre la
puerta, corre y al saltar se le queda
solo una mano en la baranda, yo lo agarro por la chaqueta y Curro por una
pierna y le digo D. Antonio por favor, él mira para el agua y entonces veo que
cambia de color y temblaba, yo le digo: D. Antonio antes de hacer esa locura
que le parece si tomamos una copa de Jerez, contesta muy ligero y con ganas de quitarse
del Puente: eso pero vamos a Jerez a beberla. Y fuimos a Jerez y cada
vez que tomábamos una copa brindábamos y decía: “por el Puente de Triana,
viva Triana y tú Pepe gracias.
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