De esto que cuento ya ha llovido
mucho, igual que me preguntaron si sabia porque Triana se llamaba Triana, que
muy amablemente nos dijo Soraya, que le digo que muchas gracias por su
explicación. Pero hoy muevo un poco de lo que me queda en mi cabecita, le echo
un poco de sal y sale todo esto que voy a contar.
En la calle Betis existía una
sala que actuaban nuevos artistas y también ya consagrados, esta sala se
llamaba “La Manigua” recuerdo a un buen humorista que se llamaba “El Guarino”,
también recuerdo que el decorado que montaban para él, era el de un patio de vecinos. En el zaguán había
un zapatero remendón; él trabajaba con su zapatos y contaba su retahíla. Pues
sigo: una noche Guarino contó: “que el nombre del Río Gualdalquivir viene
porque allí no había agua, solo basuras. Igual que ahora tiran lavadoras,
bicicletas, nevera y todas clases de basuras, antes tiraban los cañones que no servían,
resto de barcos y otras cosas de aquella época. Pero agua no había, aquello
estaba seco. Total un buen hombre que se llamaba Diego Quivir, que su oficio
era guarda, era un poco cómodo y guardaba las basuras en el balcón de su casa,
un día sintió un ruido raro, bajó, y vio
un chorro de agua que salía cada vez con más fuerza, toda la basura se quedo
abajo, entonces este agua corría y llegó hasta Sanlucar y desde ese momento llegaron
los barbos, arbures y camarones y ya nació Triana, El Puerto Camaronero y de
Sanlúcar de Barrameda nos mandaron la
manzanilla que se puso de moda en Sevilla”.
Llegaron los primeros barcos de
Bonanza y gracias a esto ya conocimos los langostinos y el “pecaíto” de Sanlúcar
¡pero esto trajo problemas! porque en
aquella época no existía “La Primera del Puente” ni el bar “Puerto” ni otro
sitio donde sentarse y con urgencia había que hacer una reunión para darle
nombre al río, quiero decir el bautismo, porque ese chorrito de agua que Diego
vio con sus ojos se convirtió en un Río, y un río sin nombre no es río. La reunión
se hizo, había cien personas y entre ellos el guarda Diego Quivir. Se sentaron
en la escalerilla Tagua y hablaron mucho, la tertulia duró cuatro días, 110
botellas de aguardiente y 200 litros de mosto. La Cruz del Campo no existía y
se acordó:
- Que como el guarda se llamaba de apellidos Quivir, pues
que el río se llamaría Guadalquivir.
- De hacer una velá que se llamaría “Señá” Santa Ana
- De hace una cucaña con un palo, que de momento le juntarían
manteca colorá.
- Que al agua del río agua nunca se le iba a echar sal.
- Y que le pediría al Rey que le hiciera un puente para ir a Sevilla,
con mi amigo y gran artista “El Gran Guarino” y que cada vez que quisiera pasara
por la Velá, y que comiera castañas verdes y sandias gratis.
“El Guarino” gran humorista, era
natural de Puerto Real y esta historia se le ocurrió contarla como contaba
muchas. Aquí cuento más o menos lo que escuche ese día, estas historias que
contaba en “La Manigua” la escribía en una servilleta, sentado en la terraza de
un bar de Triana, que con sus gracia y ese arte nos dejó miles de anécdotas
para nunca poder olvidarla. Gracias Guarino.