martes, 15 de julio de 2014

Leyenda de dos ninfas

Para que no estuviéramos solo, nos regalaron un pájaro Ninfa, era de un plumaje muy bonito y con unos colores preciosos, también era muy simpático ¡no hablaba nada! Pero con la vista sabíamos lo que quería y nos tenía muy distraído. Recuerdo que como en casa mis niños eran muy cofrades y siempre escuchaban música de Semana Santa, a él se le pegaba y se llegó a aprender todas las machas de las Cofradías de Sevilla. Luego en su palito andaba como si estuviera en la fila haciendo la Estación de Penitencia en una cofradía.
Le pusimos de nombre Curro, le abríamos la jaula, pero nunca trato de marcharse, le hacíamos cosas con la cabeza y con las manos y el pájaro lo repetía. Cuando quería comida o agua, lo pedía cantando y cuando él quería arrimaba la cabecita a los alambres, para que lo acariciáramos. Vivió así muchos años con nosotros, pero un día le fallo el corazón ¡como a una persona! Y nos dejó solo, pero le hicimos un entierro de mucha categoría.
En una cajita muy perfumada le pusimos unos moñitos y una cinta con los colores que él quería ¡porque era del Betis y de Triana! Por eso se llamaba Curro Betis Triana ¡Hicimos el entierro asín porque no lo teníamos apuntado en ninguna compañía de seguro!  Pero yo creo que él fue al otro mundo muy  contento, porque los tratamos muy bien. Ahora hablando en serio les digo que lo sentimos muchos y que muchas veces lo recordamos como si fuera uno más de la familia.
Aquí no termina este relato verdadero, porque un familiar nos mandó otro pájaro de las mismas características, otra ninfa, para que se lo cuidarnos por unos días, pero nunca más volvió a recogerlo, ¡hasta la fecha de hoy todavía estamos esperando que lo recojan!
Aquí lo tenemos pero este pájaro es muy diferente al otro. Es muy oscuro y no tiene ninguna pluma de color, vamos en una palabra es muy feo. Pero en recuerdo del otro le pusimos Curro.
Este ninfa no canta ni hace nada ¡solo comer y popo!  Se pone a chillar para que lo saquemos al patio y luego hace lo mismo para que lo metamos adentro.
Cuando quiere dormir hay que apagarle la luz y taparle la jaula con un paño, ¡el paño tiene que ser rojo! De otro color no lo quiere. Todas estas cosas nos demuestran lo delicado que es Curro. He dicho Curro, pero un día nos encontramos en la jaula dos huevos. Entonces nos dimos cuentas que estábamos equivocado que era hembra y acordamos llamarle Curra.
¡Vaya con la Curra! Que cuando la sacamos al patio está como loca,  si pasa algún pájaro cerca de ella se enloquece de una forma que no lo puedo explicar ¡vamos que le gustan hasta los gorriones! Hemos tenido que terminar por echarle agua fría y cuando ella ve que se le va a echar el agua, no se pueden ustedes imaginar la postura que la Curra adopta.
Acordamos de abrirle la puerta de la jaula para que se fuera, pera la Curra dice que no,  ella juega con la puerta pero que no sale. Varias veces jugando se ha caído al suelo y se ha puesto a chillar para que la metamos en la jaula.
 Ella nos dice o debe pensar mejor dicho:  que los pájaros que vuelan cerca de su jaula vienen a buscar comida y que ella no se va porque tiene pensión completa gratis, Que cuando se pone a gusto vienen mis dueños con la jeringa y me echan agua fresquita donde yo la necesito y ya me quedo tranquilita, que yo les digo a ellos que yo voy a durar muchos años, que no me voy tan fácil, que si quieren escuchar marchas cofradíeras que ponga la radio ¡que yo no canto! la boca solo para comer,   de hablar nada de nada y que los huevos que yo pongo no valen para fritos, que los guarden de  recuerdo. De mi nombre si ustedes me llamaban Curro y ahora me llaman Curra, ustedes tienen la culpa, pues yo soy hembra desde que mi  madre me pario,  no os digo más porque ya he dicho bastante y no voy a cobrar. A ustedes les digo que me cuiden bien hasta que yo piense un día y me vaya volando, aunque esto va a ser difícil porque yo en vuestra casita estoy muy a gusto.
Diferencias del Curro a la Curra:
·         A Curro siempre le agradaba una caricia, Curra te pica.
·         A Curro le gusta el agua del grifo, a Curra no ¡quiere agua embotellada!
·         A Curro le gustaba las cofradías, Curra es atea.
·         Curro se comía trozos de pan, Curra no, los quiere con jamón y del bueno.
·         Curro quería cantar la Soleá de Triana, la Curra gruñe y no deja a nadie hablar.
·         Curro era muy limpio, la Curra es sucia.
·         Curro nunca pico a nadie, Curra nos tiene a todos señalados y con espadrapo.
·         Curro se mereció el entierro que le hicimos, la Curra cuando se muera a la basura y sin música.
·         A curro le daba alegría cuando venían los nietos, la Curra su cara es un poema ¡encima celosa!
·         Curro era del Betis y de Triana, Curra de nada.
·         Curro nunca protestaba de la comida ni de nada, a Curra le falta poco para llamar a un sindicato.
·         Curro nunca nos protestó para que buscáramos hembra, a Curra o el macho o tenemos que refrescarla.
Aquí termina esta pequeña historia real, escrito con el corazón para entretenerles, solo decir que cuando se muera la Curra ni luto, ya no entra más en nuestra casa ni el Curro de la Expo.