Lo conocí desde que era un niño,
porque yo era amigo de su familia, de su abuelo, tíos y de su padre. Pero mi
amistad con él fue porque siendo yo presidente del C.D. San Telmo, tuvé a
Rafael en los infantiles y más tarde en los juveniles. En aquellos tiempos ya
Rafael tocaba la guitarra.
Recuerdo un día que le escuché tocar ¡y me emocionó mucho! Me preguntó:
¿qué le parece a Ud. lo que ha escuchado? Yo le contesté: Rafael yo creo que tú
como futbolista no eres malo, pero ¡yo creo que lo tuyo es la guitarra! Te digo
esto porque yo he escuchado a buenos guitarristas y tú a mí me has maravillado.
Luego dejó el fútbol y siguió con su guitarra, pero cada vez que me veía por la
calle me abrazaba, porque además de buen guitarrista es muy buen niño, que con
el tiempo fue un gran amigo mío.
Un día me lo encontré y le dije:
te voy a recordar como amigo, como futbolista, como guitarrista y como
trianero.
Rafael lo que tú haces con la
guitarra ¡me gusta todo! No veo
diferencia de una pieza a otra, porque
todo es bueno y me
emociona bastante, más sabiendo que eres tú el que lo está tocando
con tus manos.
Yo hace tiempo que no lo veo pero
todas estas cosas que yo recuerdo son las que me mantienen a mí con vida. Estos
recuerdos son mi mejor medicina, que a pesar de mi edad me creo joven. Yo
desde aquí Rafael te mando un abrazo y te recuerdo que estas cosas que te
cuento sólo pasan en Triana.
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