sábado, 29 de noviembre de 2014

El Puente de Triana para mí tiene duende




Cuando yo estaba un poco lejano de Triana y tenía muy poca edad, yo pensaba ¿porqué no me llevan a mí a Triana? Si yo he nació en ese barrio, ¡Soñaba con Triana! que paseaba por el Puente de día y de noche y que escuchaba de madrugada un cante que yo no conocía. Un día lo escuche en el viejo radio de mi casa, donde mi familia escuchaba a "La Pirenaica", pues le dije a mi padre: ¿qué cante es papá? Y me contesto: esto es la soleá de Triana. Le dije: ¿papá a ti te gusta este cante? ¿Tú lo has escuchado muchas veces? A lo que me contestó: si hijo a mí me gusta más que ninguno, siempre escuche en Triana a muchos amigos míos entre ellos al Sordillo de Triana, lo último me lo dijo con un poco de pena. Entonces yo le dije ¿sabes una cosa papá? Que cuando soñé con el puente y que escuche un cante, pues este era el que yo he escuchado en sueños, ese que tú dices que se llama la soleá de Triana. Mi padre me miro y me dijo: ¡tú estás loco y a mí me vas a poner igual!

Otro día me levante de la cama con un dolor en una pierna, mi madre me dice ¿qué te pasa en la pierna? Le tuve que contestar la verdad: anoche fui a pasar el Puente de Triana y trómpese. Mi madre me dice eso no puede ser hijo, estamos muy lejos del puente, tú lo has soñado y le dije a mi madre: si mama seguro, pero yo sueño que parece de verdad. Cuando llego mi padre, mi madre se lo contó todo y mi padre le dice a mi madre muy serio: esto hay que arreglarlo, porque si no a este niño le va a costar una enfermedad. El domingo saco los billetes y llevo al niño a Sevilla.

Y así lo hizo me llevo a Triana, mi padre se quedó frío cuando le dije: mira papá aquí fue donde trómpese, ese es el puesto de la flores, esa es la calle Betis y cuando pasemos el puente estamos en Sevilla, cuando llegamos a la mitad del Puente le dije: aquí me he parado yo muchas veces, aquí escuche el cante que tú dice que se llama soleá de Triana y sabes papá a mí me emociona mucho ese cante. Mi padre se quedó mirándome y me dice: mira hijo te gusta la soleá de Triana bien, no me diga que aquí tropezaste que esa es la calle Betis y que cuando pasemos el puente estamos en Sevilla porque es que me va a dar algo.

Bueno te voy a llevar a la calle donde naciste que está cerca de aquí, salimos del puente, no sin yo antes darle un gran abrazo a la baranda de mi puente. Mi padre me dice está es la calle San Jorge y en esta casa naciste tú, yo le dije muy emocionado ¡muchas gracias papá! Le di unos besos y le dije: ¡me has hecho muy feliz papá! este día no lo olvidare nunca.

Nos tuvimos que ir muy deprisa porque perdíamos el tren para Cádiz, que era donde vivíamos con nuestra familia. Cuando llegamos a casa mi padre hablo con mi madre y ellos se miraban en silencio. Mi madre me decía ¿tú que dice de todo esto? Yo le contestaba mamá esto ha sido muy bonito para mí, paseamos por el Puente, nos paramos en la Capillita del Carmen, papá se quitó la boina y le rezo a la Virgen del Carmen, porque es marinero y ella es su patrona, aparte que él siempre ha dicho que esa capillita tenía una cosa muy especial para él. Pasamos por la plaza de abastos de Triana y papá te trae un regalo. Te ha comprado una tinajita chica llena de manteca colará, de la que siempre hablas en casa.



Como ya ha pasado todo, quiero que sepan que mi sueño es lo que yo es visto desde chiquillo, no soy un bicho raro la culpa de todo esto la tiene el Puente de Triana que tiene duende.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Esos grandes habitantes de las noches sevillanas


Digo grande porque Sevilla a todas estas personas les debe mucho, porque fueron personajes de la historia de la Sevilla de noche.

Cuando Sevilla de madrugada era igual que de día, hoy sigue teniendo su duende porque Sevilla es especial, pero es diferente, ha perdido parte de encanto, esa noche que hacía muy feliz a muchos sevillanos de cualquier barrio de Sevilla. Los suyo era vivir a su manera y eran muy felices, como algunos decían: yo no le debo nada a nadie, que no tengo casa ¡y qué? Yo no pago agua, ni luz, ni tengo que pagar al ayuntamiento, vivo con la luz de la luna, hablo con las estrellas y me caliento cuando salen los primeros rayos del sol. Me lavo con el agua de los jardines y duermo en unos de sus bancos, o en un escalón, o como uno me decía: yo he aprendido a echar mi sueño de pie contra la pared, dejándome caer sobre una puerta, o sobre un árbol. Otros que se llevaban toda la noche andando, porque estos personajes tenían preferencia por un sitio, pero de pronto, te lo encontrabas en cualquier pedazo de suelo sevillano.

Por mi trabajo de madrugada conocí a mucho de ellos, recuerdo que me decían todos lo mismo ¡que eran los más felices del mundo! Recuerdo los nombres de esta buenas personas, muchos eran con estudios y una educación infinita, otros de conocidas familias sevillanas y que te decían que vivían así porque no querían saber nada de la sociedad. También recuerdo a personajes que le gustaba la madrugada, locutores de radios, pintores, poetas, escritores, artistas.  Me acuerdo de uno que llevaba toda la noche diciéndole poesía a Velázquez, otro le cantaba por el Gloria, otro por El Sevillano y otro acostado en los jardines que cantaba ópera y zarzuela hasta quedarse dormido. Otro que se paseaba toda la noche en pijama por Sierpes mirando el escaparate y de vez en cuando gritaba ¡viva el Rey! En esta misma calle estaba el kiosco de prensa de La Curra único que estaba abierto toda la noche,  otro que los sábados se paseaba a caballo en esta calle sierpes, uno que era muy conocido en el centro y amaneció con el codo apoyado en la puerta del bar Pinto y que se quedó dormido para siempre el pobre. Otro que recorría toda la Avenida hablando solo y cuando se paraba gritaba mirando al cielo ¡yo no molesto, esta es mi vida! Recuerdo a otro que dormía al lado de la Torre del Oro, un día se le fue el cuerpo para atrás y se fue hasta la vía del tren, este pobre hombre nunca más durmió vigilando la Torre del Oro.

De esos personajes de la madrugada sevillana, como los Hermanos Jesuliqui, el maestro Pringue, Vicente  el de canasto, La Cheste en la campana vendiendo tabaco y cantando por Marife, el viejo de la guitarra sin cuerda, El Bizco de Alcalá, El Loco de Triana y Silvestre, Ramón el loco que fue presidente en los gallos de pelea, El Batalla tocando los palillos con los dedos ¡a la que te brillan las espuelas! Al Cádiz el Betunero, a la Pailabera con su rumba catalana, a Paco que tenía un piso en la calle Tetuán pero dormía en un banco del Duque, uno que se paraba en la puerta de correos y si le dabas las buenas noches se quitaba el sombrero y lo tiraba por el aire, otro que todas las noches detrás de correos esperando que abriera Juana la de los calentitos y cuando se acercaba alguien gritaba ¡yo el primero! Escuché cantar a Manolo el Brocha por Triana los cuplé de Concha Piquer, En la Alameda podía nombrar muchos de estos personajes y en el barranco, sala de fiestas y en las ventas y los que trabajaban de noche, porque muchas fábricas trabajaban de noche, los taxi y coche de caballos y digo esto porque Sevilla era igual de día que de noche.

Que de recuerdos más bonitos, si es que en Sevilla hay que vivir, dormir y soñar, Para no ponerme muy pesado voy poner un sello a este artículo, esto que voy a contar es un poco más modernos pero recuerdo ver al Rey D. Juan Carlos esperando que Juana la Calentera le despachara calentitos y no llevaba escolta, se fue camino del Alcázar con el papelón en la mano, pero picando ¡como es la costumbre sevillana!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

A Sanlúcar de Barrameda

Desde hace mucho tiempo le tengo mucho cariño a este bonito pueblo. Recuerdo siendo un chiquillo que llegué a jugar al fútbol varias veces en el campo del “Solear” que recuerdo que se llamaba “El Palmar”. Me encanta Sanlúcar ¡lo vais a notar!  Voy a empezar hablando de su gente ¡qué son únicas! Recuerdo unas pequeñas anécdotas que me ocurrieron y me gustaría compartirla.

Yo iba con Remedios mi mujer y nos perdimos un poco por una calle, vimos a un sanluqueño subido en una escalera de madera limpiado una fachada y le pregunté: ¿por favor me puede decir dónde está el hotel Guadalquivir?, este Señor se bajó de la escalera y se la echó al hombro y me dice ¡vamos que lo acompaño! nos llevó hasta la misma puerta del hotel, le tuve que decir bueno yo quisiera hacerle un regalo por el detalle, al que me contestó: de eso ni hablar, que entonces no tiene gracia la cosa y con su escalera a cuesta se marchó con un saludo sonriente.

Otro caso fue que yo necesitaba etiquetas de vino para un trabajo que tenía que hacer y visite muchas  bodegas en la que me atendieron como yo no esperaba, pero lo especial de este caso fue que pasamos por una calle que había unos barriles en la misma puerta, entramos y me di cuenta de que aquello era un trabajadero y me atendió un joven, cuando le explique el trabajo que quería hacer con las etiquetas, me puso 2 barrilitos para que nos sentáramos y me dice: hace mucho calor, si tienen ustedes sed ¡beber agua de este botijo que está muy fresquita! Yo voy a tardar un poco pero quiero solucionarle su problema y le voy a buscar algunas etiquetas. Yo pensaba ¿Cómo este hombre nos deja aquí solo sin conocernos de nada? Pues no pasó nada, el hombre llegó y  tardó media hora y venía sudando el pobre y con mucha alegría, nos entregó un gran paquete de etiquetas de manzanilla muy antigua y yo no lo pude evitar, le di un abrazo y le dije como le puedo pagar yo a Ud. y me contestó: no me tiene que pagar nada yo lo hago de corazón para que ustedes se vayan contento de Sanlúcar.

Hablar de lo que es Sanlúcar no terminaríamos nunca, tiene cositas que me encantan como las carreras de caballo en la playa, que tanto se divierten los sanluqueños y los veraneantes, el traslado de las Hermandades del Rocío cuando se embarcan desde la playa hasta la otra orilla para seguir su camino hasta el Rocío, donde le espera la Blanca Paloma. Ese fervor especial a su bonita Semana Santa. Una visita por este pueblo no tiene desperdicio, con esos paseos al fresquito, esas terrazas, una buena plaza de abastos en la que tienen producto de mucha calidad ¡vaya fruta! ¡qué verduras! y el mariscos. Muchas personas que no compran pero le gusta hacer una visita porque esta plaza se lo merece. Y hablando de plaza, también la  de los toros ¡qué arte tiene esa plaza!  Aunque yo creo en mi humilde opinión que se merece alguna corrida más, que han nacido muchos matadores y novilleros de primera fila, que siempre han estado en las mejores plazas de España,  que se han retirados siendo figura y aún retirados siguen siendo toreros.

Y del flamenco que quieren que le diga: buenos cantaores y cantaoras, espectaculares bailaores y bailaoras, un punto aparte con la guitarra, porque a esto no le gana nadie a Sanlúcar, son muchos los maestros de guitarra que fueron famosos en el mundo entero ¡y que todavía nos quedan! porque si Dios quiere los que viven que son de la misma categoría de los que se fueron, que vienen empujando fuerte y que un día ya también se hablará de ellos. Si  no es que lo digan, es que sale por el clima de Sanlúcar. Hablando del clima no tengo más remedios que hablar de la manzanilla que aquí hay que morir, porque la manzanilla solo es de Sanlúcar, porque muy cerca hay pueblos que hace muy buenos vinos pero la manzanilla eso se ha quedado para Sanlúcar. Puedo decir que hay muchas marcas de manzanilla y que yo tengo una bonita colección de etiquetas, que las veo y ya me huele a manzanilla y me hace recordar todas mi vivencias tan bonitas ¡qué de recuerdos madre mía! Y las bodegas como se mantienen, porque la manzanilla quiere, porque las hace el clima pero necesita una crianza muy especial para que tenga ese aroma y ese sabor al paladar y que es única en el mundo. Esto lo pueden decir los que van a todas las ferias de España, o en todas las salas de fiestas del mundo y que es muy señorial.

No puede faltar hablar de la cocina de Sanlúcar, que una cocina de mucha categoría, esa nació en los barcos pequeros, si en esos barquito de pesca que el ser cocinero iba de padre a hijo, que nadie se explicaba como se podían preparar un "pescao" u otro guisos sin apenas herramientas y en esos anafe de antaño.  Esto lo digo yo que he navegado mucho y que en todos estos barcos los cocineros eran de Sanlúcar. Joder no lo puedo evitar, como recuerdo a mi padre que fue un gran cocinero y nunca negó que aprendió de los cocineros de Sanlúcar. Si cuando un cocinero de Sanlúcar se quedaba en tierra y se enteraba que había una plaza en cualquier barco, está era su forma de presentarse al patrón, le decía ¡yo soy de Sanlúcar! Me he enterado que tiene una plaza de cocinero y el patrón no le dejaba hablar más, esa plaza era para él y al segundo le estaba diciendo que llevara la cartilla.

Si es que esa forma de tapear en cualquier sitio de Sanlúcar se ha mantenido a través de los años,  si se pasa bien en el centro o en el último rincón de Sanlúcar, o dándose una vueltecita por Bajo Guía. ¡Como recuerdo navegar muchas veces de bonanza a Sevilla! Y son más de 4 horas de navegación, que recomiendo que se haga de día que merece la pena el viaje. Antiguamente había una línea directa diaria de Triana a Sanlúcar en vapor.

Me gusta decirle a Sanlúcar palabras bonitas porque lo siento:

Sanlúcar es campera.
Sanlúcar es señorial.
Sanlúcar es bodeguera.
Sanlúcar es playera.
Sanlúcar es trabajadora.
Sanlúcar es marinera.
Sanlúcar es cocinera.
Sanlúcar es flamenca.
Sanlúcar es acogedora.
Sanlúcar es rociera.
Sanlúcar es bonita.
Sanlúcar tiene un cielo del mismo color que la manzanilla y lo mira y uno está sintiendo ese sabor a cielo.
Sanlúcar ha tenido su infanta, Sanlúcar tiene un rey ¡si un rey! el rey langostino y una reina ¡la reina manzanilla! y tiene su dama de honor ¡la galera!

Por ultimo Sanlúcar tiene las mejores gentes del mundo LOS SANLUQUEÑOS,  como marinero que fui y que mi familia fue total marinera, le pagamos el tributo a la mar y a la virgen del Carmen ¡Dios mío!  Esto fue una pena para toda mi familia, pero hoy quiero mandar una oración para mi Virgen del Carmen y a su hermana la Virgen de la Caridad.