martes, 10 de febrero de 2015

"El Chely" antiguo cochero de Triana


Desde muy pequeño conocí y trate a “El Chely”, que me enseño muchas cosas de la vida, Esta historia de su vida es verdadera.

Lo voy a comenzar contado que “El Chely” todos los días muy temprano  pasaba con su coche de caballos por una conocida y céntrica calle de Triana, en esta calle había una carbonería que la regentaba una guapa trianera. El cochero cuando pasaba paraba el coche y le echaba unos piropos a la guapa trianera, que de verdad a ella le encantaba. Pero llegó el momento que ella se plantaba en la puerta para verlo pasar esperando que pasara. Un día le dijo ya que me dice tantas cosas bonitas porque no me das un paseíto en tu coche por la feria. Él le contestó: eso está hecho, cuando quieres tú, ella le contestó: el Domingo que cierro la carbonería. EL Chely como un clavo con su coche caballo y con un ramo de flores, ella la esperaba con un traje de flamenca, se miraron los dos  y aquí comienza esta bonita historia de amor de estos dos trianeros.

Se pasearon por real de la feria de Sevilla, se tomaron sus copitas de manzanilla. Al Chely que no se le daba mal el cante y ella muy graciosa bailando, no hacían mala pareja. Después de este día no sacaron el coche el lunes, ni ella vendió carbón, pero el martes ella estaba en la puerta de la carbonería  y él llegaba  con su coche, se para y le dice: mira ahora viene la feria de Jerez, a partir de mañana quiero que me  conteste, pues el coche de caballo es mío y tuyo. Al otro día cuando llegó el cochero ella estaba en la puerta de la carbonería cerrada. Él le dice hoy no abres, ella le dice: no, me voy contigo a Jerez, se sube en el coche y él le dice: pero chiquilla yo no llevo dinero y ella le dice: pero lo llevo yo, le enseño el bolso y le dice tira adelante antes de que me arrepienta y se fueron caminito de la feria de Jerez.

Vaya fiesta que se pegaron en Jerez, feria y a los toros, luego por la noche más feria y así hasta el último día, que el Chely le dijo podíamos hacer una cosa para completar esta fiesta, ahora viene la feria del Puerto, mira lo cerca que estamos. Ella le contestó: lo que tú digas me parece bien. El coche en vez de tirar para Sevilla, tiró para la feria del Puerto. El Chely con su coche de caballos llevando desde el muelle de vapor a la playa de la Puntilla a todo el personal y de esto es testigo el "vaporcito“, ganó dinero y la fiesta seguía, termino la feria y ahora viene lo bueno de esta historia de amor.

Él le dice a ella mañana nos vamos para Sevilla, ella le dice muy seria: no nos vamos ¡qué me dices! Porque me da un poco de vergüenza ya hace muchos días que salimos y te voy a dar una noticia, tocándose la barriga, creo que tengo aquí un cocherito y su padre es El Chely. Celebraron la noticia y acordaron quedarse en el Puerto, él con su coche de caballo soluciono la papeleta, pero llegó el invierno y ya el coche allí no era un negocio. Pero el rápido dijo ya está, vendo el coche, nos quedamos en el Puerto, pongo una carbonería y trabajamos los dos, tú sabe de esto. El cochero desde ese día cambio de profesión.

A la vuelta de un año el negocio bien, no nació un niño fue una niña y que a los pocos años nació otra niña. El negocio subió tanto que tenían cuatros carbonería y un almacén que servía carbón a casi todas las provincias de Cádiz. Diariamente tenia vagones en la estación, ya era de la alta sociedad del pueblo, vivían en una gran casa. La chiquilla mayor tuvo un novio cosa que al Chely no le gustó mucho, porque para su niña quería otra cosa y hubo un disgusto en el matrimonio y el amor se acabó. Él había recibido la noticia que se quedaba ciego en poco tiempo y los nervios parece que fueron el culpable, a lo que el intento divertirse para olvidar con sus toros y el flamenco. Regreso a Triana y fue cuando yo me encontraba con el diariamente, de esta historia voy a hacer un resumen porque esto es largo.

A él le entro la fiebre del negocio y se organizó en una carbonería, está la puso en Sevilla y le duro el tiempo que se quedó sin vista, que ya luego se dedicó a vender cupones, que le fue muy bien porque vendía también lotería. Era el único ciego que bebía fino Imperial, porque el después de llegar tan alto no quería bajar ni un escalón. Estuvo un tiempo enfermo e ingreso en el hospital. Yo le visitaba tres días en semana pero salió bien gracias a Dios, seguía luchando y con suerte siempre, ya que no pasaba apuros. Un día me dijo te voy a decir algo que no lo sabe nadie, ni la familia: dijimos que nos casamos siempre en Sevilla, pero eso no era posible, porque ella era casada con un marino de Triana, muy conocido en el barrio, se embarcó en un barco americano y nunca más volvió. El viviendo en el Puerto por medio de una agencia trato de saber algo de él y contacto con la embajada, que este hombre había fallecido, pero que toda la documentación rezaba que era soltero, de todo esto paso mucho tiempo y el Chely ya jubilado, esto que le voy a contar él tenía 84 años,

Después de esta etapa se volvieron a reconciliar y me dijo: si le podía echar una mano para casarse,  yo le dije que iba a tratar de hacer lo que pudiera. Primero estudie los documentos y hable luego con un cura amigo mío y me aconsejo que buscara la forma de hablar con el Obispo, Conseguí hablar con él en Palacio y me atendió bien y rápido,  me dijo: hoy es martes y el sábado en la Iglesia del Sagrario lo unimos en matrimonio, además si puedo lo hago yo, Así fue su hija que se llamaba Carmen La madrina y yo fui el padrino porque él me dijo quiero que seas tú, aunque ya has hecho bastante por mí. Aquella noche lo celebramos con una cena, recuerdo que hice un brindis por el mejor novio, pero al otro día visitamos  Triana y al llegar a Rodrigo de Triana, ella dijo: aquí tenía yo la carbonería y el con mucha gracia le contestó: pues aquí fue donde yo te tire los tejos y de aquí partimos al viaje más bonito que dos enamorados pueden hacer ¡donde el amor no tiene límites! Al final digo que  le ayude en lo que pude y sobre todo una sorpresa final, que el Chely que su nombre era Manuel era hermano de mi madre, por lo tanto era mi tío y a este sobrino que soy yo a él lo quería con locura, porque fue una gran persona.

Ya para terminar recuerdo que una vez le pedí que me comprará unas zapatillas, que las mías estaban viejas, me dijo: mañana te llevo a Jerez y te compro unas alpargatas. Me llevó a casa Facundo y me compró unos zapatos a medidas, porque Facundo hacía los mejores de España y esto nunca lo olvidaré.