Llegó la primavera y nuestra
ciudad es diferente.
El olor de Sevilla, el cielo, la alegría
de su gente y sus barrios, esas mujeres que son tan guapas, guapas y guapas.
En toda Sevilla las flores empiezan a brotar, el incienso a derretir,
las bandas en sus últimos ensayos, en una frase ¡aquí está ya nuestra Semana
Santa!, se prepara la feria, el Rocío y un poco más tarde la Velá de Triana. Ya
no paramos porque Sevilla es diferente y así lo quiere Dios.
Las cuadrillas de costaleros como
todos los años, los homenajes, las cenas y no olvidemos a los costaleros
veteranos que se reúnen igualmente ¡pues ellos siempre serán costaleros!
¡Que homenaje habría que hacerles a las
mujeres de los costaleros! Disfrutan igual de nuestra Semana Santa. Van
diciendo: Mi marido es costalero, o lo fue
y yo su costalera porque le acompañe en todo momento y con mucha alegría. ¡Yo
lo siento así en mi casa! tengo a mi nuera Angustias que es una costalera
total, su marido costalero veterano y ahora sus hijos cofrades total, viviendo
la Semana Santa todo el año como lo sigue viviendo su suegra y nuestra familia.
Que alegría da ver ensayar a las
cuadrillas de costaleros ¡esto hay que verlo! No se puede contar, todo lleno de
públicos, vecinos, curiosos, cofrades, abuelos, padres, hijos, nietos, esposa,
novia, suegros y todo el público de la calle por donde pasan, parece que no es
un ensayo. El abuelo que lleva a hombros al nieto, el nieto se arranca con una
salve y el abuelo porque no con una saeta. Ese niño que va en su cochecito de
bebe y que cuando se paran los costaleros, se pone a jalear porque quiere que ande
más, cuando sigue la marcha el niño saca el chupe de la boca y dice “a esta es”
¡No sabe nadie lo que disfruta toda la familia de un cofrade! Sevilla vuelve a
tener color y el sol vuelve a brillar.
En primavera Sevilla huele a azahar, a rosa y jazmín, a aromas de nuestros barrios que manifiestan su sentir, a saeta sencilla escrita para vivir y música de fe para llegar a ti.