El loco de Triana |
Pepe Huesca y El Loco |
Una novillada cómica en Sevilla, la plaza muy
buena entrada y el cartel que se repitió en Sevilla
varias veces, lo componían “Silvestre de Triana” y el "Loco de Triana” por la mañana los
dos toreros en un coche de caballo por Triana, con un cartucho de "pescao"
fritos en la mano y saludando a los vecinos.
Esto lo pagaban la empresa como publicidad, claro
que estos grandes personajes estaban vigilados para que no se escaparan, pues
ya una vez "El Loco" después de hacer el paseíllo, salió corriendo vestido de
torero. se fue al mimbral y allí estuvo tres días escondido. En esta
corrida que no se pudo esconder, le brindó el becerro a Juan Belmonte que estaba en 1ª de barrera,
el becerro lo cogió 2 o 3 veces y Juan Belmonte no podía aguantar la risa. El Loco se
dio cuenta y se plantó a la altura de Juan y le dice: devuélveme la montera y
baja a ayudarme ¡Tú que sabes tanto de toreo! si bajas te voy a arrancar la
oreja de un bocado. Juan se puso serio y le decía ¡José al toro! El Loco después
de muchos pinchar mató el becerro.
Volvió por la montera y le habló con estas
palabras: Juan, lo que te dije fue de broma, tú sabes lo que yo te quiero,
te portas muy bien conmigo y se puso a llorar. En eses momento dejo de ser el
Loco. Porque la verdad que Juan le ayudaba mucho. Le querían dar la oreja y El Loco
decía: me dan dos orejas o ya no toreo más.
El Silvestre de Triana que era su inseparable como amigo y
como compañero de cartel, era un poco más serio, claro que en la plaza había una
lucha entre ellos que muchas veces terminaba en guerra. Ellos se buscaban la vida
juntos en la calle precisamente con los toreros. En las tardes que toreaban,
lo que sí es verdad que para la empresa era un gran negocio, pues la
plaza la llenaban. Al Loco a pesar de su locura en Triana se le quería y es
que de sus cositas se podría escribir un libro. Yo iré contando alguna que
otra anécdota.
Dicen que llego José Ramírez que era el nombre
del Loco a Santa Ana, le dice a D. José María Arroyo (el cura de Santa Ana), vengo porque me quiero vestir de
monaguillo, el cura le dice: ya eres muy grande para monaguillo. El loco le
dice: bueno pues me vistes de Papa. Don José se ríe y entonces le dice el Loco:
¡hacemos un negocio! yo vestido de torero te ayudo a decir misa, ya verás como
la Iglesia se llena. Yo paso con la bandeja y no dejo pasar a ninguno de los que se
ponen a mirar para otro lado para no dar nada.
El cura D. José se ríe y el loco le dice: D. José
esto es una broma, pero ahora lo que le digo es en serio, vengo del centro como
todos los días de buscarme la vida. He sacado 300 pesetas, se mete la mano en
el bolsillo y saca 100 pesetas. Le dice a D. José tome Ud. este dinero y se lo
da a quien lo necesite. D. José se lo contó a D. Aurelio (Alcalde de Triana) que fue quien me lo
contó. Me decía que la gente no sabe el corazón tan grande que tiene el Loco
porque es muy bueno ayudando a las personas y aquí en mi botica le ha pagado
muchas medicinas a muchas personas. Terminó diciéndome D. Aurelio que así tenían
que ser todos los locos, pero este es el Loco de Triana.
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