Manolo - Pepe Huesca - Barrera- Manolo Riqueni - José Ortega |
Manolito Bohórquez - José Terán - Paco Chaparro- Pepe Huesca - José Ortega |
Era una bodega pequeña pero con mucho
arte. Era de mi compadre que se marchó en el mes de verano a trabajar fuera de
Sevilla, porque era un gran Jefe de cocina y me ofreció por no cerrar las
puertas que yo llevara durante ese verano la bodega. Yo trabajé medio en serio
y medio en broma.
Empecé con las tapas y les puse
su nombre: “la piriñaca del Puerto, “pringá de Aracena”, “Lomo de sardinas
arenque de Isla Cristina”, “bollo de la Sierra” etc.
La verdad que fue un éxito total, también tenía
dos veladores en la puerta con dos barriles de cerveza, con una tapa de madera
y cada mesa tenía 1 taco de madera con los números 21 y 22.
El cliente llamaba y yo atendía: 3 cervezas y
3 lomos de sardinas, yo desde la puerta decía: para la mesa 21 marche 3
cervezas y 3 primeros, y entraba y lo preparaba. El cliente creía que tenía
mucho personal, pero la realidad que estaba solo.
Un día temprano estaba solo y
llegó un cliente con unas copitas de más. Me dice: ¿es aquí lo de la sardina?
Yo le digo: si Señor ¿quiere Ud. probarla? Me dice: Si señor quiero probarla,
pero quiero presentarme. Soy D. Luis, yo le digo bien, yo soy D. José. Me dice
pero yo soy el marqués y me dijo un nombre. Yo conteste muy serio y yo el marqués
de Roca. Me miraba y como yo estaba muy serio al rato me dice: bueno tocayo y ¿Cómo
has llegado tú a esto? Yo le digo: Se refiere a lo de trabajar en un bar, pues
le digo que esto es lo mejor que me ha podido pasar. Fuera etiqueta tanto rollo
de la sociedad. Yo libre, libre. Este Sr. se calla se toma la copa y de pronto
me dice: José te pido un favor, salte afuera y yo entro y te sirvo a ti. Yo le
digo: no hombre y si vienen mis clientes, ¡tú no sabes! Y me dice: bueno Sr.
Marques por lo menos en la pileta lavar los vasos. Yo le dije: bueno pero un
ratito solo.
La bodega se llenó de clientes,
estuvo 4 horas y de vez en cuando gritaba: esto me gusta, esto me gusta y grito
fuerte libre, libre. Y ahora comprendo como tú vives tan feliz. Se salió del
mostrador y me dice: dame una cerveza y otra sardina, dame un abrazo que de
esto me acordare toda mi vida ¡me tienes que enseñar a pelar sardinas!
En esta bodega me acompañaron
grandes artistas del flamenco, toreros, taxistas, compositores y jugadores de
fútbol. Recuerdo con mucho cariño a una que le gustaba la “pringa de Aracena” que
era y sigue siendo muy guapa “Inma Soriano” y por último como no la gente de mi
barrio y amigos de muchos años.
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