lunes, 21 de octubre de 2013

La bodeguita de la calle Salado

Manolo - Pepe Huesca - Barrera- Manolo Riqueni - José Ortega

Manolito Bohórquez - José Terán - Paco Chaparro- Pepe Huesca - José Ortega

Era una bodega pequeña pero con mucho arte. Era de mi compadre que se marchó en el mes de verano a trabajar fuera de Sevilla, porque era un gran Jefe de cocina y me ofreció por no cerrar las puertas que yo llevara durante ese verano la bodega. Yo trabajé medio en serio y medio en broma.
Empecé con las tapas y les puse su nombre: “la piriñaca del Puerto, “pringá de Aracena”, “Lomo de sardinas arenque de Isla Cristina”, “bollo de la Sierra” etc.
La verdad que  fue un éxito total, también tenía dos veladores en la puerta con dos barriles de cerveza, con una tapa de madera y cada mesa tenía 1 taco de madera con los números 21 y 22.
El cliente llamaba y yo atendía: 3 cervezas y 3 lomos de sardinas, yo desde la puerta decía: para la mesa 21 marche 3 cervezas y 3 primeros, y entraba y lo preparaba. El cliente creía que tenía mucho personal, pero la realidad que estaba solo.
Un día temprano estaba solo y llegó un cliente con unas copitas de más. Me dice: ¿es aquí lo de la sardina? Yo le digo: si Señor ¿quiere Ud. probarla? Me dice: Si señor quiero probarla, pero quiero presentarme. Soy D. Luis, yo le digo bien, yo soy D. José. Me dice pero yo soy el marqués y me dijo un nombre. Yo conteste muy serio y yo el marqués de Roca. Me miraba y como yo estaba muy serio al rato me dice: bueno tocayo y ¿Cómo has llegado tú a esto? Yo le digo: Se refiere a lo de trabajar en un bar, pues le digo que esto es lo mejor que me ha podido pasar. Fuera etiqueta tanto rollo de la sociedad. Yo libre, libre. Este Sr. se calla se toma la copa y de pronto me dice: José te pido un favor, salte afuera y yo entro y te sirvo a ti. Yo le digo: no hombre y si vienen mis clientes, ¡tú no sabes! Y me dice: bueno Sr. Marques por lo menos en la pileta lavar los vasos. Yo le dije: bueno pero un ratito solo.
La bodega se llenó de clientes, estuvo 4 horas y de vez en cuando gritaba: esto me gusta, esto me gusta y grito fuerte libre, libre. Y ahora comprendo como tú vives tan feliz. Se salió del mostrador y me dice: dame una cerveza y otra sardina, dame un abrazo que de esto me acordare toda mi vida ¡me tienes que enseñar a pelar sardinas!
En esta bodega me acompañaron grandes artistas del flamenco, toreros, taxistas, compositores y jugadores de fútbol. Recuerdo con mucho cariño a una que le gustaba la “pringa de Aracena” que era y sigue siendo muy guapa “Inma Soriano” y por último como no la gente de mi barrio y amigos de muchos años.

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