Desde muy pequeño conocí y trate a “El Chely”, que me enseño muchas cosas de la vida, Esta historia de su vida es verdadera.
Lo voy a comenzar contado que “El
Chely” todos los días muy temprano pasaba con su coche de caballos por una
conocida y céntrica calle de Triana, en esta calle había una carbonería que la
regentaba una guapa trianera. El cochero cuando pasaba paraba el coche y le echaba unos piropos a la guapa trianera, que de verdad a ella le encantaba.
Pero llegó el momento que ella se plantaba en la puerta para verlo pasar
esperando que pasara. Un día le dijo ya que me dice tantas cosas bonitas porque
no me das un paseíto en tu coche por la feria. Él le contestó: eso está hecho,
cuando quieres tú, ella le contestó: el Domingo que cierro la carbonería. EL
Chely como un clavo con su coche caballo y con un ramo de flores, ella la
esperaba con un traje de flamenca, se miraron los dos y aquí comienza esta bonita historia de amor
de estos dos trianeros.
Se pasearon por real de la feria
de Sevilla, se tomaron sus copitas de manzanilla. Al Chely que no se le daba
mal el cante y ella muy graciosa bailando, no hacían mala pareja. Después de
este día no sacaron el coche el lunes, ni ella vendió carbón, pero el martes
ella estaba en la puerta de la carbonería y él llegaba con su coche, se para y le dice: mira ahora
viene la feria de Jerez, a partir de mañana quiero que me conteste, pues el coche de caballo es mío y
tuyo. Al otro día cuando llegó el cochero ella estaba en la puerta de la carbonería
cerrada. Él le dice hoy no abres, ella le dice: no, me voy contigo a Jerez, se
sube en el coche y él le dice: pero chiquilla yo no llevo dinero y ella le
dice: pero lo llevo yo, le enseño el bolso y le dice tira adelante antes de que me
arrepienta y se fueron caminito de la feria de Jerez.
Vaya fiesta que se pegaron en
Jerez, feria y a los toros, luego por la noche más feria y así hasta el último día,
que el Chely le dijo podíamos hacer una cosa para completar esta fiesta, ahora
viene la feria del Puerto, mira lo cerca que estamos. Ella le contestó: lo que tú
digas me parece bien. El coche en vez de tirar para Sevilla, tiró para la feria
del Puerto. El Chely con su coche de caballos llevando desde el muelle de vapor
a la playa de la Puntilla a todo el personal y de esto es testigo el "vaporcito“, ganó dinero y la fiesta seguía, termino la feria y ahora viene lo bueno de esta
historia de amor.
Él le dice a ella mañana nos vamos para Sevilla,
ella le dice muy seria: no nos vamos ¡qué me dices! Porque me da un poco de vergüenza
ya hace muchos días que salimos y te voy a dar una noticia, tocándose la
barriga, creo que tengo aquí un cocherito y su padre es El Chely. Celebraron la
noticia y acordaron quedarse en el Puerto, él con su coche de caballo soluciono
la papeleta, pero llegó el invierno y ya el coche allí no era un negocio. Pero
el rápido dijo ya está, vendo el coche, nos quedamos en el Puerto, pongo una carbonería
y trabajamos los dos, tú sabe de esto. El cochero desde ese día cambio de profesión.
A la vuelta de un año el negocio
bien, no nació un niño fue una niña y que a los pocos años nació otra niña. El
negocio subió tanto que tenían cuatros carbonería y un almacén que servía carbón
a casi todas las provincias de Cádiz. Diariamente tenia vagones en la estación,
ya era de la alta sociedad del pueblo, vivían en una gran casa. La chiquilla mayor
tuvo un novio cosa que al Chely no le gustó mucho, porque para su niña quería otra
cosa y hubo un disgusto en el matrimonio y el amor se acabó. Él había recibido
la noticia que se quedaba ciego en poco tiempo y los nervios parece que fueron
el culpable, a lo que el intento divertirse para olvidar con sus toros y el
flamenco. Regreso a Triana y fue cuando yo me encontraba con el diariamente, de
esta historia voy a hacer un resumen porque esto es largo.
A él le entro la fiebre del
negocio y se organizó en una carbonería, está la puso en Sevilla y le duro el
tiempo que se quedó sin vista, que ya luego se dedicó a vender cupones, que le
fue muy bien porque vendía también lotería. Era el único ciego que bebía fino Imperial,
porque el después de llegar tan alto no quería bajar ni un escalón. Estuvo un
tiempo enfermo e ingreso en el hospital. Yo le visitaba tres días en semana
pero salió bien gracias a Dios, seguía luchando
y con suerte siempre, ya que no pasaba apuros. Un día me dijo te voy a decir
algo que no lo sabe nadie, ni la familia: dijimos que nos casamos siempre en
Sevilla, pero eso no era posible, porque ella era casada con un marino de
Triana, muy conocido en el barrio, se embarcó en un barco americano y nunca más
volvió. El viviendo en el Puerto por medio de una agencia trato de saber algo
de él y contacto con la embajada, que este hombre había fallecido, pero que
toda la documentación rezaba que era soltero, de todo esto paso mucho tiempo y
el Chely ya jubilado, esto que le voy a contar él tenía 84 años,
Después de esta etapa se volvieron
a reconciliar y me dijo: si le podía echar una mano para casarse, yo le dije que iba a tratar de hacer lo que pudiera.
Primero estudie los documentos y hable luego con un cura amigo mío y me aconsejo
que buscara la forma de hablar con el Obispo, Conseguí hablar con él en Palacio
y me atendió bien y rápido, me dijo: hoy es martes y el sábado en la Iglesia del Sagrario
lo unimos en matrimonio, además si puedo lo hago yo, Así fue su hija que se llamaba
Carmen La madrina y yo fui el padrino porque él me dijo quiero que seas tú,
aunque ya has hecho bastante por mí. Aquella noche lo celebramos con una cena,
recuerdo que hice un brindis por el mejor novio, pero al otro día visitamos Triana y al llegar a Rodrigo de Triana, ella
dijo: aquí tenía yo la carbonería y el con mucha gracia le contestó: pues aquí fue
donde yo te tire los tejos y de aquí partimos al viaje más bonito que dos
enamorados pueden hacer ¡donde el amor no tiene límites! Al final digo que le ayude en lo que pude y sobre todo una
sorpresa final, que el Chely que su nombre era Manuel era hermano de mi madre,
por lo tanto era mi tío y a este sobrino que soy yo a él lo quería con locura,
porque fue una gran persona.
Ya para terminar recuerdo que una
vez le pedí que me comprará unas zapatillas, que las mías estaban viejas, me
dijo: mañana te llevo a Jerez y te compro unas alpargatas. Me llevó a casa
Facundo y me compró unos zapatos a medidas, porque Facundo hacía los mejores de
España y esto nunca lo olvidaré.
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