Quisiera empezar este artículo dándole las gracias a José Luis Tirado, un gran poeta de nuestro barrio de Triana, del que me alegro que de vez en cuando se pase por mi blog -que es su casa-, y que me llena de satisfacción que una persona de su talento me haga comentarios tan bonitos. Gracias de corazón y espero que te guste este pequeño relato.
Pues nada, empiezo mi
relato: hace unos cuantos años le hice una promesa al Puente de Triana: que llevaría a todos mis amigos artistas del
flamenco a cantarle, tocarle y bailarle continuadamente por lo feliz que me hizo
durante toda la vida. Cuando soñaba o lo pisaba. Cuando salía para Sevilla o
entraba para Triana, y esto lo estuve haciendo muchos años que tuve contacto
con gente maravillosa del flamenco -que
fueron muchos-.
Voy a comenzar
recordando, poco a poco, a grandes amigos míos. Algunos se me olvidarán porque
ya la memoria a mi edad no está como debiera estar, pero aún así, voy a
intentarlo. Seguro que después con lo que se me han olvidado puedo hacer otro
pequeño escrito.
Guitarristas como
"Paquito Ávila" que le gustaba mucho Triana y me acompañó varias
veces. "Paco leal" que cada vez que le decía: “al Puente vamos esta
noche”, él me decía: “bien, si a ti te gusta el Puente a mi también”.
"Luis Reina" que este amigo mío empezaba con la guitarra y siempre me
decía: “aquí me gusta tocar”. "Antonio Sanlúcar" que era amigo de mi
padre y yo trabajé con él en el Guajiro, en el Patio Andaluz, en el Morapio y
cada vez que yo organizaba una fiesta terminábamos en el Puente. "Miguel
el Tomate" y su hijo "Niño Miguel", yo hice la presentación en
Sevilla del "Niño Miguel", y
después de una fiesta terminamos en el Puente, me tocaron a dúo y cada uno por
su lado. ¡Cómo sonaban esas guitarras que yo traje de Huelva para que le
tocaran a mi Puente!.
Bailaores como "El
Limones de Sanlúcar" que yo fui su representante y nunca le faltó trabajo,
que nunca le cobré porcentaje cuando había fiesta, pero si churros en el quiosco
de entrada al puente y el baile de costumbre. "El Canuto" que
bailaba hasta solo, el que más fuerza tenía en los pies, parecía que pasaba una
cofradía ya que el puente no paraba de temblar. "El Mono de Cádiz"
que de un salto se subía a la baranda y aguantaba el equilibrio sin perder el
compás. "Rafael Cintado" que bailó dos veces y dejo su sello de la
elegancia con que bailaba. "Paco Caro" cuando era primer bailarín de
Pilar López, más tarde en el Patio Andaluz en plan de figura, mucha clase como
artista y como amigo. "El Trompo" que lo hice bajarse de la moto para
que bailara y la moto ya no arrancó, él me dijo: “esto pasa en Triana” y yo le
contesté: “y en Sanlúcar”. "Curro Lainez" que no era bailaor pero uno
mejores amigos que yo he tenido y que tenía mucha gracia, en una
vueltecita que se pegaba por rumba. "Vargas de México" que vino a
Sevilla para montar su espectáculo y que volvió al año y fue a verme y me dijo:
“yo vine la noche pasada y fui a tu Puente y le dediqué un baile porque me
acordé de ti”. "Anzonini del Puerto" que yo era un niño cuando lo
conocí en la Plaza de Abasto de su pueblo donde trabajaba; lo vi muchas veces
bailar y no me cansaba, porque era único y diferente, era un maestro bailando
por bulerías y yo conseguí que le bailara a mi Puente. "Chiquito de la
Cava" ¡qué como bailaba chiquito en su género! pues en el Puente se
vaciaba y me decía: “Pepe, es que cuando bailo a gusto no me canso”.
Cantaores como
"Sordillo de Triana" que se lo pedí un día, y estaba en dudas porque
no le había cantado nunca en este Puente, y si en San Telmo. “José Tragapanes”
que me dijo: “si tú me los pides ya está hecho, como si quieres que te cante en
lo alto de la Giralda”. "Paquito Vargas" compañero del Patio Andaluz
que me decía: “para ti ya estoy en Triana”. "Pepe Niño del Túnez" que
fue varias veces y me trajo a su hermano Rafael. "Pinto El Cojo" que cantó
en la baranda y cuando terminó: ¡muletas al agua!. "Niño Peñaflor" que
por su parecido me decía hermano, llegó, cantó y a su negocio. "La
Pailabera" rumba catalana, cantó, bailó y se quito el delantal y delantal al
río. "Niño Segundo" cada vez que venía de América cantaba en el Patio
Andaluz y en el Puente. "Chano Lobato" que cuando hacíamos dobletes
en fiestas terminábamos en Triana, pero teníamos que pasar por el Puente y
nunca faltó el cante. “Soledad Miranda”, “Marujita de Triana”, “Loli Vargas” y
las madres de ellas ¡qué vaya cuadro flamenco que organizábamos! y hasta el
taxista también se pegó su cante y yo, que no me iba a quedar quieto.
Creo que cumplí mi
promesa, estará contento mi Puente y mi Triana.
Con esas vivencias, amigo Pepe, quién podría superar estos relatos que nos dejas en tu blog, que serán un día, libro de consulta para el que quiera saber de la génesis flamenca en los sentimientos y la humildad del pueblo, y en las tabernas, que era donde se aprendía.
ResponderEliminarCon ese cariño grande por el puente que compartes con todos los trianeros, pero al que tú has sabido rendirle esa pleitesía de llevarle grandes artistas para cantarle y bailarle, has conseguido aumentar su empaque, su devoción, y porque muchos sentimos los mismo que tú, sigue siendo el puente más cantado del universo, junto a su barrio. Le dejé en una soleá mi sentimiento de trianero; en sólo tres versos quise decirle tanto:
Qué tiene el puente
que le disputa la torre
la orilla que tiene enfrente.
porque a veces me parece que la Torre del Oro cualquier día, va a pegar un salto y se va a plantar en Triana, para satisfacer ese sueño de siglos que tiene, a acompañarnos las noches de velá, a reivindicar su trianería como la que más, a convertirse en el faro de la calle Betis o a ser atalaya de nuestras ilusiones.
Perdona la tardanza en contestar, pero he estado enfermo. Un fuerte abrazo y mi admiración.