Recuerdo que Pepe estaba parando en el Hotel Colón y que
cuando regresaba por la noche, él esperaba en la calle San Eloy equina” bar
Flor” que llegará el sereno, que se llamaba Manuel y que era compadre suyo. Le
apadrino una chiquilla que fue artista y que trabajó conmigo en el Patio.
Muchas noches yo abría la puerta que daba a la calle San
Eloy del Patio Andaluz y hablábamos mucho. Recuerdo que me preguntó si arriba
del Patio seguían los cuartos de fiestas y me dijo que cuando esto era el
Pasaje del Duque había estado muchas veces de fiesta. Que recordaba un cuarto que
estaba decorado por García Ramos, yo le dije: que ese cuarto había desaparecido,
y me dijo ¡que lastima! Porque era precioso lo que había allí pintado. Otras
veces iba al medio día por la Plaza del Duque y hablaba por teléfono.
Un día escuche que hablaba con Tarifa y decía: Diego no te
pude llamar antes, pero compadre recibí el giro que me vino bien, ya que llevo unos
pocos de días con un catarro y tengo la garganta fatal y no te canto un fandango
porque no puedo, es que no puedo, es que no puedo, y se lo decía cantando. Te
lo digo así porque tú te lo mereces todo por eso tus eres Diego Piñero.
Pasó mucho tiempo y el Patio lo cerraron. Un día me encontré
con un amigo que tenía buenas relaciones con él y su Señora. Y le conté estos
encuentros que tuve con Pepe Marchena, a los pocos días vino a verme este amigo
mío que se llamaba Antonio que ya no vive y me dijo: Le conté a Pepe lo que tú
me contaste y me dijo que te recordaba perfectamente, y me mando varias fotos de él, Su esposa me mando otra foto dedicada y
firmada por ella. Luego pude hacerme con el tiempo de una foto de su casamiento
por mediación de un Marchenero.
Pepe tenía unos aficionados muy especiales que le seguían a
todas partes. Hoy en día alguno visten a la forma que lo hacia él. Siempre lo
llevaron en el recuerdo. Particularmente pienso que fue un maestro completo del
flamenco.
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