Yo vivía en la calle Alfarería, en esa calle tenía su padre el Bar Segundo, que por cierto siempre me acordaré
como ponía las cabrillas. Pues allí me reunía con él muchas veces.
Él se fue con Antonio “El Bailarín” en su compañía y tuvo
mucho éxito. Después se casó en América,
pero todos los años venía a Sevilla y trabajaba conmigo en el Patio.
Recuerdo
una madrugada de regreso a Triana que en el puente se paró y me dijo: ¡mirá Pepe con este momento he soñado yo
muchas veces! Y le dio un beso a la baranda del puente y empezó a cantar la
Soleá de Triana (que erá un palo que dominaba muy bien). Y cantó que no había quien lo parara y cada vez mejor,
estaba muy a gusto. A esa hora pasaban muchos Trianeros que iban a su trabajo y se
paraban a escuchar, ¡no vi más gente en el puente en mi vida! Los olés y las palmas hacían temblar el
puente… solo faltó que lo llevarán a su
casa a hombros. Después se marchó a América y no volvió más.
Cuando me dieron la mala noticia se me venía a la memoria
por lo buen cantaor y gran amigo mío que ha sido. Siempre te recordaré Pepe con mucho cariño.
No pongo foto de Pepe, porque un listo me la pidió prestada
y no hizo lo que tenía que hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario